Animación concretamente
japonesa, es un medio de gran expansión siendo al mismo tiempo un producto de
entretenimiento comercial y cultural, lo que ha ocasionado un fenómeno cultural
en masas populares y una forma de arte tecnológico. Es potencialmente dirigido
a todos los públicos, desde niños, adolescentes, adultos pueden hacer frente a
los sujetos, temas y géneros tan diversos como el amor, aventura, ciencia
ficción, cuentos infantiles, literatura, deportes, horror, fantasía, comedia y muchos
otros. Sin dejar a un lado la restricción o clasificación de edad por cada
lineamiento que se le dé a una serie en específico.
Lo anteriormente mencionado
abarca una gran cantidad de trabajo inicialmente dado como una idea salida no
de un lugar recóndito y mágico (como muchos esperan que sea basado en la
linealidad o historia de una serie en específico), sino de la mente retorcida
de un niño atormentado como muchos afirman; el inicio y realización final de
estos proyectos mueven muchas más montañas de las que realmente conocemos
“trabajo, capital, inversiones, publicidad, capital financiero, cultura, estilo
de vida”.
Esta colosal industria de
entretenimiento posee bases ya preestablecidas para la producción de su
servicio final, porque para ganar dinero deben gastar dinero y no pueden
apresurarse pues un fracaso sería una pérdida considerable para su propósito y
renombre (luz verde, comité de evaluación, hacer el producto), durante su
producción se crean innumerables empleos desde mano de obra calificada y no
calificada la cual se convierte en artículos corporativos que son ofrecidos al
público en general “DvD´s, carteles, figuras a escala, convenciones”. Pero todo
eso ya lo sabían, o no?
Lo real e importante de todo
ese proceso es el fin que tiene, el contacto con el consumidor los fans los
denominados otakus pues son los que le dan vida a toda esta travesía, son
quienes activan en un porcentaje el movimiento y flujo de dinero en transporte
para ver a sus “héroes” en las convenciones también quienes compran materiales
básicos para construir sus cosplay (disfraces hechos a mano) con los que
participan, electricidad por horas consumidas viendo capitulo tras capítulo de
sus series favoritas, atrayendo a nuevos consumidores a este mundo “caótico” en
el que fluctúan todo tipo de personajes dando como gratificación alegrías,
tristezas a sus seguidores y al país cumbre de todo lo ocurrido un aporte
significativo para su economía reflejado en inversiones importantes de distinta
índole.
la animación japonesa en si, como animación, va dirigida al mercado cinematográfico ya sea cine o tv japonesa y cadenas de tv que compran los derechos de una producción en ciertos territorios, ya el mercado de artículos publicitarios de colección o didácticos va de la mano de terceros y la comercialización de estos depende mucho de la popularidad y rating de una producción de animación en especifico pero son dos mercados distintos que dependen de la popularidad del otro.
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